El cadmio es un metal pesado que tiene numerosas aplicaciones, principalmente en la fabricación de baterías recargables y pigmentos. Cantidades sustanciales de cadmio son liberadas a la atmósfera por los incineradores y las fábricas, y si se inhalan pueden provocar intoxicación por cadmio. Por lo tanto, los niveles de cadmio atmosférico son más altos en las regiones industriales. El cadmio también se ha encontrado, aunque en pequeñas cantidades, en fertilizantes, pero la aplicación a largo plazo de los fertilizantes puede contaminar el suelo. El metal se ha establecido como un carcinógeno humano cuando se ingiere e inhala. Cuando se inhala, la intoxicación por cadmio se manifiesta en forma de dolores musculares, escalofríos y fiebres. La exposición a largo plazo a los humos de cadmio puede conducir a la pérdida irreversible del olor y el daño pulmonar. El efecto más profundo del cadmio ingerido es el debilitamiento de los huesos que conduce a fracturas óseas. Los cálculos renales y la insuficiencia renal también se han asociado con la intoxicación por cadmio.
Pigmentos de cadmio
El sulfuro de cadmio y el sulfoselenuro de cadmio son los dos principales compuestos a base de cadmio utilizados en la fabricación de pigmentos de cadmio. Cada año se fabrican aproximadamente 2,000 toneladas de pigmentos de cadmio en todo el mundo, lo que representa aproximadamente la mitad de la producción anual de cadmio a nivel mundial. Los pigmentos de cadmio son preferidos en superficies plásticas que soportan temperaturas de hasta 3,000 grados Celsius. Si bien los pigmentos de sulfuro de cadmio no son altamente tóxicos, la toxicidad es más alta en los vapores de cadmio que emanan de la soldadura. Los efectos tóxicos de la exposición prolongada al cadmio han hecho que muchos de sus usuarios tradicionales recurran a otros pigmentos alternativos, uno de los cuales es el pigmento azo. Australia lidera la guerra contra los pigmentos a base de cadmio y ha prohibido el uso de pigmentos en los plásticos utilizados para la fabricación de juguetes.
Baterías de níquel-cadmio
El cadmio es el componente principal en la fabricación de baterías recargables de níquel-cadmio y constituye la placa de electrodo negativo de la batería. Las baterías industriales de níquel-cadmio contienen alrededor de 6% de cadmio, mientras que el contenido de cadmio en las baterías comerciales de níquel-cadmio es de hasta 18%. Los trabajadores en las fábricas donde se fabrican baterías de níquel-cadmio corren el mayor riesgo de envenenamiento por cadmio de las baterías. La eliminación de las baterías es una fuente de contaminación por cadmio y pone a las personas en riesgo de envenenamiento por cadmio. Muchas compañías de baterías en el mundo han reconocido la toxicidad del cadmio y han eliminado las baterías de níquel-cadmio, reemplazándolas con baterías de iones de litio e hidruro de níquel-metal. La Unión Europea ha prohibido el uso comercial de baterías de níquel-cadmio desde 2016, mientras que los productores de baterías deben eliminar las baterías industriales de níquel-cadmio.
La enfermedad "Itai-Itai"
La enfermedad de Itai-Itai es una dolencia relacionada con el envenenamiento por cadmio y es más prevalente en la Prefectura de Toyama, Japón, que tiene una larga historia de extracción de metales pesados. La enfermedad debe su nombre a su síntoma más común, los dolores agudos de las articulaciones y la columna vertebral ("Itai-Itai" se traduce en "duele, duele"). La minería en la prefectura de Toyama se remonta a principios del siglo XNXX, pero la minería a gran escala de metales pesados comenzó en el siglo XNXX. El cadmio fue uno de los subproductos de las operaciones mineras, y se liberó en el río Jinzu, que es la principal fuente de agua utilizada en el cultivo de arroz. Los peces en el río primero fueron afectados por el cadmio, que luego fue absorbido por el arroz. Eventualmente, las personas en la región comenzaron a experimentar dolores articulares y espinales severos característicos de la enfermedad de cadmio.
