El término economía islámica se usa para referirse a la jurisprudencia comercial islámica. Es una ideología económica basada principalmente en las enseñanzas del Islam y toma un término medio entre el sistema del marxismo y el del capitalismo. La ley islámica, Shari'a, estipula lo que se alienta, se prohíbe o se desea en la actividad económica. Muchos estudiosos han propuesto definiciones diferentes para el término, pero ninguna definición única ha sido aceptada universalmente. En este artículo, discutimos las aplicaciones y la evolución de la economía islámica.
Historia y principios de la economía islámica
La rama de la economía islámica emanaba de una serie de conceptos islámicos tradicionales. Uno de los conceptos clave incluía Zakat, que se refería a la imposición caritativa de ciertos activos. El producto de los impuestos se canaliza a ocho gastos que se mencionan expresamente en el Corán. Los otros conceptos incluyen Taa'won (competencia mutua) y la doctrina de la justicia en todos los negocios. Qamar (juegos de azar), Riba (interés) y Gharar (altos grados de incertidumbre) están muy desalentados en el Islam. La economía del Islam es tan antigua como la religión del Islam, pero fue reconocida formalmente en el 20th Siglo. La rama sunita del Islam no vio la necesidad de estudiar economía ya que sus predecesores, incluido el Profeta Muhammad, aparentemente nunca se interesaron por ella. Sin embargo, los musulmanes chiítas pensaron que era importante incorporar el tema en su religión. Algunos de los pensadores Shi'a trajeron algunas respuestas muy importantes a los problemas económicos contemporáneos en sus libros. Incluyen a Mahmud Taleqani (autor de Nuestra economía), Abolhassan Banisadir (autor de La economía de la armonía divina), y Habibullah Perman. Estos escritores describieron al Islam como una religión que valora la justicia social y la distribución equitativa de los recursos.
Aplicaciones relevantes
El campo de la economía islámica es ampliamente utilizado hoy por los miembros de la comunidad musulmana para tomar decisiones financieras. Por ejemplo, los bancos que cumplen con la Sharia no cobran intereses por préstamos o dinero depositado en sus cuentas. El Corán declara que toda la propiedad le pertenece a Dios y que Dios solo la ha confiado para cuidar de la propiedad. Según los estudiosos del Islam, la propiedad se puede dividir en tres formas, es decir, propiedad privada, propiedad pública o propiedad estatal. Él también aboga por la regulación de los mercados para proteger a los consumidores y resolver problemas de salud. Algunos países como Pakistán que usan la ley de la Sharia para gobernar han intentado tener una economía de mercado controlada. Se ha dicho que las instituciones bancarias islámicas son la única aplicación viable y factible de la economía islámica. Estos bancos cobran cero intereses sobre préstamos y depósitos. Según el Islam, el interés es Haram (no permitido).
Evolución en el tiempo
Este campo se ha desarrollado con el tiempo para convertirse en una forma de toma de decisiones financieras en la vida diaria para aquellos en la comunidad musulmana. También se ha convertido en uno de los campos académicos más buscados. Como en 2008, había más de mil títulos únicos sobre el tema y más de 200 se había graduado con Doctorados de Filosofía (PhD) en economía islámica. La gente de Moe muestra mucho interés aprendiendo sobre el tema.
Alabanzas y Críticas
Los economistas han argumentado que la mayoría de los conceptos en economía islámica no son prácticos, y muchos incluso han afirmado que son impulsados por el fanatismo religioso en lugar de tratar de resolver los problemas existentes. Otros han criticado la idea de controles de mercado argumentando que es más eficiente permitir que las fuerzas del mercado dicten la tendencia del mercado y protejan a los consumidores. Los defensores de la idea, por otro lado, han argumentado que ha llevado a una sociedad más equitativa que protege a los menos afortunados. Sin embargo, los principios del modelo económico son totalmente imprácticos y solo una ilusión.